sábado, 28 de agosto de 2010

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Lo único que necesitaba era dejar de mentirse, y de autoconvencerse.
Una obra que las palabras eran incapaces de llevar a cabo,
ningún verso ni imágen, ni de Shakespeare ni de Miró
Podrían ni iban a representar jamás la dulzura de sus ojos.
Tendría que poder decírselo a ella,
Pero esos mismos ojos que soñaba amar a los gritos lo callaban constantemente.
Lo callan tiernamente.
Lo callan en silencio.
P.S.: Cumplí mi palabra y dejé de sacar posteos de la cabeza de otra gente.

1 comentario:

  1. Esta vez no te pregunto que pasa si lo digo...Escribis lindo :) [muy]

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