Maelstrom

Lo más llamativo de ella es su pelo dorado, es lo que atrajo mi vista, vagamente.

Se va, eso es seguro, si ya tenía un pie dentro del vagón... Lo situó allí con una delicadeza propia de una auténtica dama, y tiene zapatitos de charol, hermosos, pero no hacen justicia a la dulzura de su andar.

No había notado lo elegante y misterioso de sus piernas, por lo menos lo que meticulosamente deja entrever con recelo y mesura, lo suficiente para hacerme perder la cabeza, lo hace con intención, es evidente, sus piernas son un señuelo premeditado, un sendero de migajas.

¡¿Qué hago mirando así?!, mirá para otro lado, es tan evidente lo que busca!, pero es intrigante, hasta el vestido es una estocada precisa al alma, ¡Con cuánto detalle acertó en todo aspecto!, ¿Me conocerá? Es perfecta y lo sabe, y juega con eso, y por una fracción de segundo me miró, y sabe lo que pienso. Tengo que dejar de mirarla o lo voy a arruinar, pero cómo saber lo que busca?, si su mirada sobre la mía tejió mil sueños en un instante, es imposible imaginar lo que puede lograr con un poco de intención. Pero sin duda el puente entre nuestras miradas es unilateral, como siempre, se está yendo, no va a voltear, ni va a correr hacia mi con los brazos abiertos para entregarnos nuestro aliento, y ¿Porqué lo haría?, quizás no lo hace por verguenza, esa idea podría llenarme el corazón el resto de mi vida, es parte de su ser intachable.

¿¡Es acaso, la verguenza un freno suficiente!?, los dos sabemos que no, con haberla visto tan solo un segundo estoy listo para dar mi vida por ella, y ella tiene verguenza, inaudito. No voy a caer en tu juego facilista, ni soy tu perrito faldero, pero no te lo voy a decir, voy a esperar. Todavía podés hacer lo correcto, y lo sigo pensando, tenemos una vida por delante.

La puerta del tren se cerró detrás de ella, se fue. Se fue.

Ojalá tuviese un nombre para recordarla. Un cartel azul, mi color favorito.. "Estación Constitución", si, era por el pasillo a la derecha.