martes, 21 de septiembre de 2010

solo

Es en estas situaciones que uno se da cuenta la situación real de las cosas. Porque cuando estás bien, no lo notás, no ves a cada uno jugando a su juego, porque vos estás en el tuyo, y si tuviese que hacer retrospectiva, ahora que lo pienso, yo no sé si hice las cosas como pienso, o venía pensando que las hice, es decir, creo que siempre paré a escuchar, ayudar, aconsejar a todo quien pude, pero aparentemente no es así, qué se yo, la verdad me gustaría poder decir que no me interesa, pero sería mentirme demasiado.
¿Cómo pude estar tan ciego?, osea, sentirme cómodo solo porque estaba feliz, es como sentirte lujoso por tener un anillo de plástico enchapado en oro, no sé cómo explicarlo,, la puta madre perdí totalmente la inspiración.

domingo, 19 de septiembre de 2010

aedp

Todavía cuerdo


Cuando entró a su cuarto, eran las 3.35am y la lluvia que hace unos momentos se estrellaba contra su rostro, ahora se abatía contra las ventanas, inundando la habitación, pero con la monotonía de su repiqueteo contra los cristales.

Desesperado, corrió hacia el reproductor de música, dando pasos imprecisos, tropezando con los libros en el suelo, hasta caer torpemente a los pies del aparato, y lo encendió a todo volúmen.


*


Perdiendo la razón


Una explosión de sonido reventó contra las paredes haciendo temblar el suelo y tirando algunos papeles de las repisas. El pobre desgraciado se arrastró hasta un rincón, temblando, despavorido como si así pudiese esconderse de lo que lo perseguía, aún sabiendo que era imposible escapar de donde venía.

No era suficiente. Pateó los controles de volúmen del equipo, agarrándose la cabeza, gritando, los cristales comenzaron a sacudirse violentamente, mientras aquella música ruidosa generada por computadora los golpeaba incesante, con su invariabilidad característica.


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The rabbit hole


Ni sus gritos combinados con la música podían callar las voces en su cabeza, ni los golpes de sus puños contra las paredes, muebles y suelo podían encubrir el dolor que sentía, esa pena desgarradora, esa odiosa nostalgia adornada de mentiras sonrientes con maquillaje.

Estaba ahí, a su alcance, la botella de whiskey a medio tomar. Golpeó el cuello de la botella contra la pared (no era momento de detenerse a abrirla) y comenzó a tomar de ella, cortándose los labios, ignorando el dolor que le causaba, y en unos minutos la arrojó vacía contra una ventana, destrozándola.


***


El túnel


El agua entraba por la ventana a raudales, empapando las encuadernaciones sobre el suelo.

Se dejó caer bajo la ventana a sentir como mojaba su rostro, el mundo giraba de maneras extrañas y empezó a oscurecer aún más, en el momento preciso en que las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos como gotas cristalinas de lluvia.

Un grito profundo, cargado de dolor, se hizo notar entre el escándalo de la música y la tormenta, un grito ahogado, lastimoso, imposible de describir con palabras. Y el grito bordó con hilos de plata su nombre en el aire, tan perfecto como cuando lo escuchó por primera vez, tan perfecto como cuando sus labios lo modularon de esa manera tan hermosa, dejandolo escapar casi con recelo, cuando todavía su nombre era una caricia al alma, cuando todavía su piel era un abstracto, cuando sus labios escondían tanto detalle y tanto juego esquivo e inocente.


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El gato de Cheshire


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Ahí estaba ella, en las paredes, en la lluvia, en el dolor en su alma, y en las lágrimas que no cesaban. Ahí estaba su sonrisa, en los cuadros en la pared, en las cartas escondidas bajo la repisa, en los besos en su piel, en el perfume de las sábanas. Le pedía que se quede, que ignore ese dolor, que se deje matar lentamente por su sonrisa, sonrisa visible solo cuando no estaba.


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Maelström (1/2)


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El problema empieza cuando querés decidir en qué creer, estando inmerso en un mar de mentiras, las peores mentiras desgarradoras, mentiras innecesarias, ahí es cuando el mundo empieza a derrumbarse, las mentiras siempre están ahí, solo duelen cuando se dejan ver, cuando la lógica le gana al corazón y se marchitan los reinos de flores.


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Maelström (2/2)


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Las paredes que lo encerraban empezaron a agitarse violentamente, desprendiendo polvo y pintura en grandes cantidades, pero él continuó inerte, en el suelo, besando con ternura su recuerdo inmaculado, haciendo uso del privilegio de su piel prohibida, blanca como la nieve, suave como la seda, y perfumada como el jazmín.

Poco a poco los derechos sagrados se desgastan contra el viento, poco a poco su tesoro simplemente ya no lo era, poco a poco, su único anhelo en la vida se había vuelto un cliché vulgar, un juego de tontos, un circo donde él era el payaso, que le sonreía a un público que se divertía de su verguenza, un público que alimenta sus frustraciones de la inocencia de un payaso, mientras el dueño del circo, inocente, juega con su imbécil marioneta.
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Ayuda
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El suelo se abrió casi sin resistencia, al igual que las paredes. Ya hacía veinte minutos que los vecinos golpeaban a su puerta, probablemente ya la habían tirado abajo, probablemente.
Los gritos venían de todas partes, pero eran ignorados.
El agua alcanzó el equipo de audio, haciéndolo chisporrotear e incluso prenderse fuego. Se oyeron algunas explosiones, y la música cesó por completo, el equipo de audio estaba reducido a un bulto chamuscado en un rincón.
No quiero seguir sin vos, porque hace un año que no pasa el tiempo, porque pasar de querer entenderte a querer ignorarte es como pedirme que me saque los ojos, mi dual amor.
adiós
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Goodbye blue sky
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La puerta cayó sin mucho esfuerzo, salpicando todo al golpear contra el suelo. No hace falta para este momento aclarar lo deplorable de la imagen.
Los vecinos se acercaron a mirar el centro del cuarto, había algo extraño, un cuerpo quizás, eso parecía, una sombra más bien, un recuerdo, yacía tendido en el suelo con los puños y cara ensangrentados, a excepción de los ojos cubiertos de lágrimas.
No, su vecino no estaba ahí, debían desistir de buscarlo en ese lugar, posiblemente nunca más lo fuesen a ver, y lo sabían, la sombra en el suelo fue la prueba más contundente. Más de una vez lo escucharon decir, a él, que no pertenecía a ese lugar, así que posiblemente eso era, se había ido en busca de su amada, allá donde los escondites más hermosos son sus ojos, y donde podría besarla solo él, como fue siempre, y como siempre iba a ser.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Perdón

Demasiado para aquél que no se conforma con paredes, ni horizontes, ni techos, ni suelos, ni vientos cambiantes. Para el perfeccionista imperfecto, incapáz de desdibujar su sonrisa de entre mil sombras malvenidas, de entre errores humanos, de entre sueños utópicos; Y es que si he de basarme en su sonrisa, entonces la tierra es la más perfecta de las utopías.
No hay perdón para aquel, satisfecho con caricias del resentimiento, revolcándose con su ego noche tras noche, aquel que acepta el frío beso de la paranoia; Verdugo de corazones puros e inocentes, mártir de la culpa que sin descanso fatiga al corazón. Condenado irrevocablemente al derroche sistemático de versos en papel que se pierden en un mar de hojas, sin alcanzar significado; Demasiado para aquel que alguna vez envidió al viento por poder acariciar su piel en todo momento, demasiado para el que juró amor eterno a un sueño, demasiado para ser cierto.
Dónde se escondieron ahora esos hipócritas, que salen ilesos de sus juegos impíos. Dónde están ahora para indicarme quién sabe qué camino sea el que corresponde, el que lleva a ese mundo de reflejos hermosos, de irrealidad absorta y superficial, con la felicidad a una mentira de distancia, siempre que hayan dos voluntarios dispuestos.
No hay ni habrá perdón o amnistía para el soñador eterno que atesora esa belleza angelical, incapáz de soñar más allá de su propia perfección, hasta perderse en si mismo y buscar salir de donde nunca estuvo.
Solo buscar paz.
Requiescat in pacem

Out of control

jueves, 9 de septiembre de 2010

Seguridad

El dilema en este momento no es "to be, or not to be", sino que es mucho mucho mucho más sencillo, y más difícil. Por paradójico que suene, así lo siento ahora, y no me deja en paz.
Me gustaría saber realmente, cuál es el problema conmigo, porqué idealizo, porqué simplemente no paro a disfrutar y a sentir las cosas, porqué pienso tanto en todo, porqué busco la perfección, porque trato de atar todos los cabos sueltos. Es obvio que no se puede, obvio y evidente, es decir, me refiero a que ya lo evidencié, y lo más triste es que por un par de comentarios certeros (hirientes y certeros), me decido a dejar mi felicidad a un lado, solo por hacer las cosas "bien" (las comillas ahí están en función de la apreciación subjetivísima del ""bien"").
Lo que es peor aún (id est todo lo anterior sumado, más un poco) no podría hacer jamás las cosas "mal" porque cuando lo intento (y lo intenté) me siento mal, me siento incómodo... wait, me arrepiento de haber usado bien y mal, no lo voy a borrar porque ya lo escribí, pero ha de ser ignorado. Decía, incómodo y empiezo a dejar de querer hacer las cosas.

En fin, vivo engañándome a mi mismo, pero ese no es el problema, el problema es que me engaño y la gente que estaba conmigo y me acompañada, ipso facto sale lastimada, y yo no valgo el dolor de los demás (y no te atrevas vos a decir lo contrario), ni yo ni nadie vale el dolor de otra persona (quiero aclarar, es necesario aclarar, que en mi caso las personas SUELEN no merecerlo), lo que me lleva a pensar que tengo que prohibir que me acompañen (a nivel compañía interpersonal, no el significado etimológico de la palabra).

Ahora me cansé de escribir, quiero que la próxima entrada tenga un poco más de vida, voy a mantener mi filosofía del Steppenwolf porque aparentemente es la que más me aplica, y hasta que no termine de lidiar con mi dualidad o encuentre otro lobo estepario, esto no funciona.

NO.

lunes, 6 de septiembre de 2010

mal dia

Primero y principal, aclaro para cualquier lector, que esta es una entrada larga, amargada y que quizás no entiendan, así que a no ser que quieran meterse un rato en mi cabeza (cosa que no aconsejo) y caminar a donde lleve, les sugiero que dejen de leer ahora y esperen a una nueva edicion de Guille's modern life.

Todo empieza con una pelotudez de magnitudes extraordinarias, como siempre. Algo tan irrelevante como no encontrar un peine me saca de control, me llena de rabia. Me preocuparía, si no fuese porque entiendo que mi casa es el puto triángulo de las Bermudas, y que la disciplina es una palabra extraña, y que el peine es el caso un millón de las cosas que desaparecen místicamente (es normal estar harto, creo).
De todas formas un peine es excusa suficiente para empezar mal el día, por lo menos para mi. Y la sigue la soberbia de un imbécil-insignificante, de esos que fueron subidos a un pedestal por su entorno, y valen mierda, pero qué puedo hacer más que comerme mis palabras?, cuántas veces intenté ya decir algo y mis palabras caen en oídos sordos?, pero casualmente hoy decidí vomitar bronca desde temprano y gritarle al imbécil ( y esto no es una película, así que mi valentía, OBVIAMENTE, no se vió recompensada con justicia, sino con la frustración de ver como otra vez, el victima-idiota, sale beneficiado con mi bronca, día: 2, Guillermo: 0). Otra vez soy responsable yo, de todo, de lo que realmente soy responsable (que deberían ser las cosas con las que lidiar día a día), y de lo que no también, y especialmente de lo que no (tengo que lidiar con todo, otra vez). Y me gustaría parar y hacer una breve reseña sobre las diferencias que se hacen, pero están justificadas, voy a enumerar:

Vos ya sos grande.
Siempre fuiste más responsable.
Siempre fuiste más autónomo.
Siempre fuiste más serio.
¿No te das cuenta que él no sabe?.
Él es más chico.
Él no se sabe manejar.
Y sino, la falta total de explicación, un grito, algún comentario soberbio y listo, total a quién carajo le importa lo que yo pueda pensar (yo, frío, soberbio, malo, egoísta, interesado yo).

De repente escuchar esa manera desagradable de masticar chicle con la boca abierta e intentar respirar, potencian el día de mierda y lo llevan a la distopía de los días de mierda, y me acuerdo que tengo el iPod con los auriculares en el bolsillo (nada mejor que escaparse con música, si eso pensé, y eso hice), aunque sabiendo que eso iba a implicar mil críticas sobre lo poco sociable y afectivo que soy (quizás soy anti social, porque NO TE AGUANTO, ni a vos ni a tu "sociedad", pero bueno, eso no se tiene en cuenta, hay que ser social y sonreir :) ). Y entonces espera a que esté empezando a tranquilizarme para preguntarme alguna pelotudez, y tengo que responderle, y TENGO QUE, porque se, no porque sea inteligente, ni especial, ni nada parecido, simplemente PORQUE SE, porque nací sabiendo, sin ningún tipo de esfuerzo, y solo por saber ya tengo el compromiso moral de hacer todo lo que "nací sabiendo", y aclaro esto de nacer sabiendo porque no implica ningún tipo de reconocimiento posterior, simplemente tengo que ayudar, hacer, responder para que toda esa manga de egoístas siga con lo suyo, y yo siga aprendiendo, cada vez con menos ganas.

Ya después de eso, hasta la cara de idiota de un pobre peatón me da ganas de bajarme y cagarlo a palazos, solo por tener cara de imbécil y caminar des-preocupadamente, es como el efecto avalancha en los diodos, es una reacción en cadena que se potencia exponencialmente, y llega un punto en el que el quiebre es TAN cercano, me molesta TODO, la correa de mi morral y como se tuerce incómodamente, las mangas mal dobladas de mi buzo debajo de la campera, mi pelo mal peinado por la falta de un peine, y un montón más de eventos circunstanciales que me gustaría citar y no tengo ganas. Bueno me permito solo la agresividad del pelotudo mayor, aunque no tenga sentido explicado así tan brevemente, pero sirve para mi katársis.

Finalmente, para completar mi frustración, no tengo mi cuaderno, así que no puedo anotar con detalle lo que siento, y ni bien me doy cuenta de eso, es que me empiezo a olvidar todo lo que fue pasando (después voy a recordarlo seguro, pero a mi cabeza le gusta cagarme la vida de maneras intrincadas, nos peleamos un rato, y terminamos riéndonos juntos, mi cabeza y yo).

Ahora releo, y me incomoda particularmente la posibilidad de faltas de ortografía y mi falta de ganas de corregirlas, y me pone nervioso haber olvidado algún hecho de esta serie de eventos desafortunados que viene siendo el día de hoy. Principalmente porque venía desahogándome con éxito, y me gustaría aprovechar más la entrada. Ya fué.